Mira este impresionante espacio verde donde se conjuga el diseño y la variedad de especies de una forma única.
El compromiso con la vida sana se ve reflejado en la importantísima parte del terreno dedicado a esta huerta orgánica, además de en una cuidada planificación estética y productiva. Cobra forma en este espacio el antiguo ideal de autosuficiencia, que desborda hacia la toma de conciencia de que merecemos una calidad de vida mejor y hacia la contemplación del proceso natural de la tierra.
Se calcula que cuatro canteros de 10 x 1,20 m bastan para satisfacer el consumo de una familia de cuatro personas. Y en este tipo de proyecto "familia" es la palabra clave: con poco tiempo diario y la cooperación alternada de todos sus miembros podemos obtener resultados muy satisfactorios. No hay que olvidar que los chicos son de gran ayuda, y hacerlos partícipes de las tareas tiene el agregado de ponerlos en contacto con la naturaleza.
En la agricultura orgánica debe imperar el equilibrio entre el suelo, las plantas, los animales y el hombre. Esto queda patente en el respeto por todas las formas de vida que habitan la huerta y los estanques y en la atención que se presta a la asociación y rotación de los cultivos.
El contexto
Este proyecto se realizó en una casa ubicada frente a las canchas de golf de un country club. El jardín existente tenía una añosa arboleda y cercos muy tupidos, lo que contribuyó a realzar y darle un marco a este original proyecto de huerta orgánica.
La dueña de casa recibe gran parte de su numerosa familia los fines de semana. Fue precisamente uno de sus hijos quien decidió regalarle a su madre la realización de un espacio dentro del jardín donde aplicar el concepto de la agricultura orgánica en un huerto familiar ecológico.
La propuesta
Atento al deseo de plasmar una huerta orgánica que respondiera a las ideas de la familia, el paisajista también escuchó la opinión de los cocineros de la casa, encargados de la calidad de los productos y de su aprovisionamiento.
La idea se completó con la inclusión de dos estanques, conectados entre sí por un arroyito, que acompañan el recorrido de los cinco espacios de cultivo dentro de la huerta. Los estanques se diseñaron a partir de un recorrido en forma de ese y le dan al proyecto un aire fascinante que los ha convertido en el lugar de juegos preferido de los chicos.
La realización
El recorrido se inicia en un camino serpenteante que divide los espacios de cultivo. Los cercos que delimitan las huertas están realizados en madera de quebracho y sauce para prevenir el acceso de los perros que pasean por la zona. Además, sirven muy bien para sostener tanto arvejas y chauchas como así también enredaderas de flor y herbáceas (Salvia leucantha, S. involucrata, S. uliginosa, Lavanda angustifolia, L. dentata, caléndula, copetes).
El camino continúa hasta un puente de madera de cuatro metros de largo que atraviesa el primer estanque, de 40 metros cuadrados. Ahí viven plantas acuáticas además de especies palustres: Thalias, Cyperus, diferentes iris (louisiana, sibirica, pseudacorus) y juncos, entre muchas otras.
Puente de piedra y ramas de eucalipto que cruza el arroyito y conduce a la pérgola; aventura asegurada para los más chicos
Traspasando el puente, del lado izquierdo, existe otro sector de huerta con cultivos de verduras de hoja. Allí los cercos soportan plantas de frambuesas y arbustos. Sobre la derecha, un arroyo conecta con el segundo estanque, y un pequeño puente de piedra y madera conduce a la pérgola de parras. En este estanque se plantaron nenúfares tropicales y perennes, papiros, iris varios, totoras y juncos.
Continúa el recorrido hasta el huerto de frutales (perales, ciruelos, manzanos y durazneros), entremezclados con cucurbitáceas y hierbas aromáticas. A un costado de la huerta se destinó un sector para alojar composteras, cajones para almácigos de madera y vidrio, además de los árboles cítricos
Un simpático espantapájaros de arpillera, entre un duraznero y una planta de cedrón custodia el huerto y le da un sabor de otros tiempos
El color de las hojas de brócolis y akusay (col china) combina con el púrpura de la Ipomoea mutabilis que se apoya sobre uno de los cercos de madera de sauce
Los palustres y acuáticas que dejan entrever el mundo vegetal orgánico que acompaña este proyecto (verduras de hoja y tomateras).
El compromiso con la vida sana se ve reflejado en la importantísima parte del terreno dedicado a esta huerta orgánica, además de en una cuidada planificación estética y productiva. Cobra forma en este espacio el antiguo ideal de autosuficiencia, que desborda hacia la toma de conciencia de que merecemos una calidad de vida mejor y hacia la contemplación del proceso natural de la tierra.
Un muelle de quebracho.
El estanque alberga variedades de nenúfares y flotantes, canteros con plantas palustres
Se calcula que cuatro canteros de 10 x 1,20 m bastan para satisfacer el consumo de una familia de cuatro personas. Y en este tipo de proyecto "familia" es la palabra clave: con poco tiempo diario y la cooperación alternada de todos sus miembros podemos obtener resultados muy satisfactorios. No hay que olvidar que los chicos son de gran ayuda, y hacerlos partícipes de las tareas tiene el agregado de ponerlos en contacto con la naturaleza.
En la agricultura orgánica debe imperar el equilibrio entre el suelo, las plantas, los animales y el hombre. Esto queda patente en el respeto por todas las formas de vida que habitan la huerta y los estanques y en la atención que se presta a la asociación y rotación de los cultivos.
Un arroyito acompaña su recorrido.
El contexto
Este proyecto se realizó en una casa ubicada frente a las canchas de golf de un country club. El jardín existente tenía una añosa arboleda y cercos muy tupidos, lo que contribuyó a realzar y darle un marco a este original proyecto de huerta orgánica.
La dueña de casa recibe gran parte de su numerosa familia los fines de semana. Fue precisamente uno de sus hijos quien decidió regalarle a su madre la realización de un espacio dentro del jardín donde aplicar el concepto de la agricultura orgánica en un huerto familiar ecológico.
La propuesta
Atento al deseo de plasmar una huerta orgánica que respondiera a las ideas de la familia, el paisajista también escuchó la opinión de los cocineros de la casa, encargados de la calidad de los productos y de su aprovisionamiento.
La idea se completó con la inclusión de dos estanques, conectados entre sí por un arroyito, que acompañan el recorrido de los cinco espacios de cultivo dentro de la huerta. Los estanques se diseñaron a partir de un recorrido en forma de ese y le dan al proyecto un aire fascinante que los ha convertido en el lugar de juegos preferido de los chicos.
La realización
El recorrido se inicia en un camino serpenteante que divide los espacios de cultivo. Los cercos que delimitan las huertas están realizados en madera de quebracho y sauce para prevenir el acceso de los perros que pasean por la zona. Además, sirven muy bien para sostener tanto arvejas y chauchas como así también enredaderas de flor y herbáceas (Salvia leucantha, S. involucrata, S. uliginosa, Lavanda angustifolia, L. dentata, caléndula, copetes).
El camino continúa hasta un puente de madera de cuatro metros de largo que atraviesa el primer estanque, de 40 metros cuadrados. Ahí viven plantas acuáticas además de especies palustres: Thalias, Cyperus, diferentes iris (louisiana, sibirica, pseudacorus) y juncos, entre muchas otras.
Puente de piedra y ramas de eucalipto que cruza el arroyito y conduce a la pérgola; aventura asegurada para los más chicos
Traspasando el puente, del lado izquierdo, existe otro sector de huerta con cultivos de verduras de hoja. Allí los cercos soportan plantas de frambuesas y arbustos. Sobre la derecha, un arroyo conecta con el segundo estanque, y un pequeño puente de piedra y madera conduce a la pérgola de parras. En este estanque se plantaron nenúfares tropicales y perennes, papiros, iris varios, totoras y juncos.
En el fondo variedades de arbustos perennes que actúan como marco natural
Continúa el recorrido hasta el huerto de frutales (perales, ciruelos, manzanos y durazneros), entremezclados con cucurbitáceas y hierbas aromáticas. A un costado de la huerta se destinó un sector para alojar composteras, cajones para almácigos de madera y vidrio, además de los árboles cítricos
Un simpático espantapájaros de arpillera, entre un duraznero y una planta de cedrón custodia el huerto y le da un sabor de otros tiempos
El color de las hojas de brócolis y akusay (col china) combina con el púrpura de la Ipomoea mutabilis que se apoya sobre uno de los cercos de madera de sauce
Los palustres y acuáticas que dejan entrever el mundo vegetal orgánico que acompaña este proyecto (verduras de hoja y tomateras).
Obra: huerta y estanque
Proyecto de Paisajismo: Federico Rocha
Ejecución: 2003
Superficie: 200m2
Superficie: 3.200m2
Superficie: 2100 m2
VIA: www.revistajardin.com.ar
Proyecto de Paisajismo: Federico Rocha
Ejecución: 2003
Superficie: 200m2
Superficie: 3.200m2
Superficie: 2100 m2
VIA: www.revistajardin.com.ar
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