Para los 16 metros cuadrados de Le Cabanon, el refugio frente al Mediterráneo que Le Corbusier tenía en Roquebrune-Cap-Martín, en la Costa Azul, el arquitecto ideó muebles rectilíneos, esenciales, pragmáticos y, como la propia cabaña, de madera maciza.
El diseño de esas piezas en los últimos años de su vida por parte de uno de los principales defensores de los muebles de tubo de acero no deja de ser una paradoja. ¿Prefería el Le Corbusier más íntimo la calidez atemporal de la madera? ¿Las formas escasamente ergonómicas de las tablas de roble? Otro enigma más en la vida y la obra del genio de la arquitectura que para muchos fue, además, el primer arquitecto mediático plenamente consciente y controlador de sus apariciones en prensa.
La empresa italiana Cassina ha recuperado prototipos de un taburete-mesilla de noche- mesa de apoyo, un escritorio y un colgador que el arquitecto ideó para algunos de sus últimos proyectos, como la residencia universitaria Maison du Brésil en París, hacia 1959, o para los dormitorios infantiles de l’Unité de Habitation de Nantes-Rezé, en 1957.
A partir de esos prototipos, dibujos y croquis, y en colaboración con la Fundación Le Corbusier, los fabricantes italianos -que comenzaron a producir su colección de muebles tubulares en 1964 pero nunca habían incluido estos diseños en su catálogo- han lanzado esta nueva serie en madera maciza: Authentic Wood.
Cassina ya reconstruyó la cabaña de Le Corbusier hace cuatro años, cuando la levantó en la Triennale de Milán y, posteriormente, la hizo viajar por el mundo para que en Londres, o en Tokio, la gente pudiera experimentar cómo se puede sentir amplitud espacial entre paredes de madera de cuatro metros. Seguro que las ventanas verticales, junto a la mesa o tras uno de sus lienzos, el aire fresco y las vistas al Mediterráneo contribuían también a amueblar el lugar donde Le Corbusier diseñó la ciudad india de Chandigarh.
Esta recuperación, más allá de la sed de mito y la necesidad -como sucedió en determinado momento con la historia del arte- de no considerar la historia del diseño como una evolución sino como una sucesión de propuestas, demuestra que al final de sus días, el arquitecto que describió la casa como una máquina para habitar eligió tocar madera.
El diseño de esas piezas en los últimos años de su vida por parte de uno de los principales defensores de los muebles de tubo de acero no deja de ser una paradoja. ¿Prefería el Le Corbusier más íntimo la calidez atemporal de la madera? ¿Las formas escasamente ergonómicas de las tablas de roble? Otro enigma más en la vida y la obra del genio de la arquitectura que para muchos fue, además, el primer arquitecto mediático plenamente consciente y controlador de sus apariciones en prensa.
La empresa italiana Cassina ha recuperado prototipos de un taburete-mesilla de noche- mesa de apoyo, un escritorio y un colgador que el arquitecto ideó para algunos de sus últimos proyectos, como la residencia universitaria Maison du Brésil en París, hacia 1959, o para los dormitorios infantiles de l’Unité de Habitation de Nantes-Rezé, en 1957.
A partir de esos prototipos, dibujos y croquis, y en colaboración con la Fundación Le Corbusier, los fabricantes italianos -que comenzaron a producir su colección de muebles tubulares en 1964 pero nunca habían incluido estos diseños en su catálogo- han lanzado esta nueva serie en madera maciza: Authentic Wood.
Cassina ya reconstruyó la cabaña de Le Corbusier hace cuatro años, cuando la levantó en la Triennale de Milán y, posteriormente, la hizo viajar por el mundo para que en Londres, o en Tokio, la gente pudiera experimentar cómo se puede sentir amplitud espacial entre paredes de madera de cuatro metros. Seguro que las ventanas verticales, junto a la mesa o tras uno de sus lienzos, el aire fresco y las vistas al Mediterráneo contribuían también a amueblar el lugar donde Le Corbusier diseñó la ciudad india de Chandigarh.
Hoy, 45 años después de su muerte, el escritorio con estanterías, el perchero (el único elemento con botones coloreados) y el singular taburete del que Le Corbusier ideó varias versiones inician su producción industrial en las maderas de castaño, nogal y roble que había elegido el arquitecto suizo.
Esta recuperación, más allá de la sed de mito y la necesidad -como sucedió en determinado momento con la historia del arte- de no considerar la historia del diseño como una evolución sino como una sucesión de propuestas, demuestra que al final de sus días, el arquitecto que describió la casa como una máquina para habitar eligió tocar madera.
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