Se trata de una cabaña de fin de semana inserta en un rincón de la cordillera de la costa, de topografía movida y de abundante vegetación.
La cabaña debía emplazarse causando el menor impacto en el lugar, el cual deberá permanecer con su misma vegetación nativa. Por eso, se emplazó en el extremo sur de la propiedad, contemplando el paisaje a partir del propio terreno. La construcción apenas se levanta por sobre la vegetación y prácticamente no es visible desde ningun punto del terreno.
El espacio para recibir la construcción se abrió eliminando los mínimos ejemplares de arbustos preexistentes y la casa se emplazó cuidadosamente según estaban dispuestos los Quillayes de mayor tamaño.
Su arquitectura, de madera y piedra, busca fundirse con el lugar. La piedra es granito del mismo terreno. La madera de estructuras y revestimientos conserva su color natural.
La planta, muy concentrada, con tres niveles, resuelve en su interior el abrupto desnivel del terreno, de manera que por su perímetro es posible salir al suelo natural, a distintos niveles, por todas sus fachadas. Hacia el norte, una gran terraza volada de madera duplica la superficie del estar y se continúa hacia el poniente hacia una terraza de piedra excavada en el terreno. Es la única intervención en la topografía.
Todo queda cubierto por un gran techo de pendientes importantes que derrama las aguas lluvias hacia los costados, que se prolonga al poniente en una pérgola cubierta de enredaderas dando sombra a la terraza inferior y colaborando en la tarea de ocultar la arquitectura en el paisaje.
Arquitectos: Mario Pérez de Arce y Asoc. Arqtos. Ltda / Mario Pérez de Arce A. + Mario Pérez de Arce O.
Ubicación: Condominio Valle Los Naranjos, Curacaví, Región Metropolitana, Chile
Calculista: Carlos Díaz I.
Superficie Construida: 150,30 m2
Superficie del Terreno: 5.707 m2
Constructora: INARK S.A.
Materialidad: Zócalo de hormigón revestido en piedra local y pisos superiores de madera
Fecha: 2008
Fotografías: Mario Pérez de Arce y Asoc. Arqtos. Ltda
La cabaña debía emplazarse causando el menor impacto en el lugar, el cual deberá permanecer con su misma vegetación nativa. Por eso, se emplazó en el extremo sur de la propiedad, contemplando el paisaje a partir del propio terreno. La construcción apenas se levanta por sobre la vegetación y prácticamente no es visible desde ningun punto del terreno.
El espacio para recibir la construcción se abrió eliminando los mínimos ejemplares de arbustos preexistentes y la casa se emplazó cuidadosamente según estaban dispuestos los Quillayes de mayor tamaño.
Su arquitectura, de madera y piedra, busca fundirse con el lugar. La piedra es granito del mismo terreno. La madera de estructuras y revestimientos conserva su color natural.
La planta, muy concentrada, con tres niveles, resuelve en su interior el abrupto desnivel del terreno, de manera que por su perímetro es posible salir al suelo natural, a distintos niveles, por todas sus fachadas. Hacia el norte, una gran terraza volada de madera duplica la superficie del estar y se continúa hacia el poniente hacia una terraza de piedra excavada en el terreno. Es la única intervención en la topografía.
Todo queda cubierto por un gran techo de pendientes importantes que derrama las aguas lluvias hacia los costados, que se prolonga al poniente en una pérgola cubierta de enredaderas dando sombra a la terraza inferior y colaborando en la tarea de ocultar la arquitectura en el paisaje.
Arquitectos: Mario Pérez de Arce y Asoc. Arqtos. Ltda / Mario Pérez de Arce A. + Mario Pérez de Arce O.
Ubicación: Condominio Valle Los Naranjos, Curacaví, Región Metropolitana, Chile
Calculista: Carlos Díaz I.
Superficie Construida: 150,30 m2
Superficie del Terreno: 5.707 m2
Constructora: INARK S.A.
Materialidad: Zócalo de hormigón revestido en piedra local y pisos superiores de madera
Fecha: 2008
Fotografías: Mario Pérez de Arce y Asoc. Arqtos. Ltda
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