Ubicada sobre La Mansa, en José Ignacio, la Posada del Faro reúne el encanto de lo familiar y la sofisticación del mejor diseño.
Hace ochenta años, mucho antes de que José Ignacio se convirtiera en un centro de veraneo referente en Sudamérica, la familia García Arocena iba allí a pasar sus vacaciones. Entonces se trataba de un lugar sólo frecuentado por lugareños, no había balneario y se accedía por la Ruta 9 porque aún no existía el puente sobre la laguna.
Sin embargo, siempre supieron que era una geografía privilegiada y no les sorprendió que, lentamente, uruguayos, argentinos y europeos comenzaran a adquirir propiedades. Los García Arocena también decidieron hacerlo; en su caso, unos terrenos con una espectacular vista al mar donde finalmente construyeron la Posada del Faro.
El proyecto le fue encargado al prestigioso estudio de arquitectura de Eduardo Strauch, quien, para ese momento, frecuentaba desde hacía muchos años el lugar .
Los primeros pasajeros llegaron en la temporada de 1991 y se encontraron con una cálida posada de estilo mediterráneo. Para 2003, debido al fabuloso crecimiento del balneario, se hicieron una ampliación y la renovación de las instalaciones existentes. Esta vez, fue el arquitecto Diego Montero, un argentino que desde hace tiempo interpreta con genio el estilo de vida esteño.
Hoy, los impecables muros blancos de la Posada del Faro y sus pérgolas se funden con el paisaje de oro y azul que invita a relajarse y cumplir con el lema de José Ignacio: "Aquí, sólo corre el viento".
Fuente: www.espacioliving.com
Hace ochenta años, mucho antes de que José Ignacio se convirtiera en un centro de veraneo referente en Sudamérica, la familia García Arocena iba allí a pasar sus vacaciones. Entonces se trataba de un lugar sólo frecuentado por lugareños, no había balneario y se accedía por la Ruta 9 porque aún no existía el puente sobre la laguna.
Sin embargo, siempre supieron que era una geografía privilegiada y no les sorprendió que, lentamente, uruguayos, argentinos y europeos comenzaran a adquirir propiedades. Los García Arocena también decidieron hacerlo; en su caso, unos terrenos con una espectacular vista al mar donde finalmente construyeron la Posada del Faro.
El proyecto le fue encargado al prestigioso estudio de arquitectura de Eduardo Strauch, quien, para ese momento, frecuentaba desde hacía muchos años el lugar .
Los primeros pasajeros llegaron en la temporada de 1991 y se encontraron con una cálida posada de estilo mediterráneo. Para 2003, debido al fabuloso crecimiento del balneario, se hicieron una ampliación y la renovación de las instalaciones existentes. Esta vez, fue el arquitecto Diego Montero, un argentino que desde hace tiempo interpreta con genio el estilo de vida esteño.
Hoy, los impecables muros blancos de la Posada del Faro y sus pérgolas se funden con el paisaje de oro y azul que invita a relajarse y cumplir con el lema de José Ignacio: "Aquí, sólo corre el viento".
Fuente: www.espacioliving.com
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