El elegante minimalismo de Bruno Erpicum
Éste es otro magnífico trabajo de Bruno Erpicum y de su estudio Atelier d’Architecture Bruno Erpicum & Partners. La atemporalidad y elegancia de su concepción, dos denominadores comunes en los proyectos de este arquitecto belga, permiten que la vivienda conserve plena vigencia seis años después de llevarse a cabo.
El estudio de arquitectura proyectó la rehabilitación de esta casa, situada en las afueras de Bruselas, transformando un antiguo espacio en una residencia completamente adaptada a los tiempos modernos.
El cliente deseaba una revisión de la casa, una reelaboración cuidadosa para que todo pudiera ser contemplado desde una perspectiva diferente. El arquitecto se hizo cargo del edificio y trabajó en él como si fuera una escultura, controlando tanto el exterior como el interior hasta conseguir un conocimiento completo para mejorar la relación que los ocupantes debían mantener con el edificio.
Erpicum trabajó aplicando su fórmula de preferencia: “Las proporciones correctas tendrán prioridad sobre cualquier otra forma de decoración”. Así, la casa se define por la simplicidad de sus líneas y de sus estudiadas medidas. Ya desde la entrada principal, preservada mediante un muro de las miradas indiscretas, se aprecia la armonía que se respira en toda la vivienda.
Recorrerla, entre paredes blancas y sobre un suelo de madera, deja constancia de la búsqueda de espacios diáfanos, no recargados, en los que el mobiliario y los equipamientos adosados a las paredes adoptan el color blanco de éstas, mientras que el suelo de madera clara guarda consonancia con el mobiliario, como mimetizándose. Pocos son los puntos de color intenso dentro de la suave y elegante gama cromática, solamente la chimenea, las barandillas o los cantos rodados del patio interior.
“Les Heures Claires” es un nombre que responde perfectamente a los luminosos interiores, inundados por la luz natural que entra a través de las amplios ventanales. En estos interiores participan algunos clásicos del mobiliario escandinavo como las butacas PK 22, de Poul Kjaerholm, entre los sofás del salón; o las sillas CH24 Wishbone, de Hans Wegner, en el comedor.
El exterior de la casa conecta perfectamente con el interior a través de los amplios ventanales y guarda la misma armonía. Pocos son los elementos utilizados en el paisajismo, en el que destaca un estanque y un austero mobiliario. En la vía que pasa por delante de la entrada, frente a dos paredes blancas, dos árboles sirven para dar testimonio de las estaciones del año.
Proyecto: Les Heures Claires.
Localización: Bélgica.
Arquitectura: Atelier d’Architecture Bruno Erpicum & Partners.
Superficie: 400 m2.
Año proyecto: 2004.
Fotografías: Jean-Luc Laloux.
Éste es otro magnífico trabajo de Bruno Erpicum y de su estudio Atelier d’Architecture Bruno Erpicum & Partners. La atemporalidad y elegancia de su concepción, dos denominadores comunes en los proyectos de este arquitecto belga, permiten que la vivienda conserve plena vigencia seis años después de llevarse a cabo.
El estudio de arquitectura proyectó la rehabilitación de esta casa, situada en las afueras de Bruselas, transformando un antiguo espacio en una residencia completamente adaptada a los tiempos modernos.
El cliente deseaba una revisión de la casa, una reelaboración cuidadosa para que todo pudiera ser contemplado desde una perspectiva diferente. El arquitecto se hizo cargo del edificio y trabajó en él como si fuera una escultura, controlando tanto el exterior como el interior hasta conseguir un conocimiento completo para mejorar la relación que los ocupantes debían mantener con el edificio.
Erpicum trabajó aplicando su fórmula de preferencia: “Las proporciones correctas tendrán prioridad sobre cualquier otra forma de decoración”. Así, la casa se define por la simplicidad de sus líneas y de sus estudiadas medidas. Ya desde la entrada principal, preservada mediante un muro de las miradas indiscretas, se aprecia la armonía que se respira en toda la vivienda.
Recorrerla, entre paredes blancas y sobre un suelo de madera, deja constancia de la búsqueda de espacios diáfanos, no recargados, en los que el mobiliario y los equipamientos adosados a las paredes adoptan el color blanco de éstas, mientras que el suelo de madera clara guarda consonancia con el mobiliario, como mimetizándose. Pocos son los puntos de color intenso dentro de la suave y elegante gama cromática, solamente la chimenea, las barandillas o los cantos rodados del patio interior.
“Les Heures Claires” es un nombre que responde perfectamente a los luminosos interiores, inundados por la luz natural que entra a través de las amplios ventanales. En estos interiores participan algunos clásicos del mobiliario escandinavo como las butacas PK 22, de Poul Kjaerholm, entre los sofás del salón; o las sillas CH24 Wishbone, de Hans Wegner, en el comedor.
El exterior de la casa conecta perfectamente con el interior a través de los amplios ventanales y guarda la misma armonía. Pocos son los elementos utilizados en el paisajismo, en el que destaca un estanque y un austero mobiliario. En la vía que pasa por delante de la entrada, frente a dos paredes blancas, dos árboles sirven para dar testimonio de las estaciones del año.
Proyecto: Les Heures Claires.
Localización: Bélgica.
Arquitectura: Atelier d’Architecture Bruno Erpicum & Partners.
Superficie: 400 m2.
Año proyecto: 2004.
Fotografías: Jean-Luc Laloux.
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