Sobre un amplio terreno, esta casa recrea lo mejor y lo más tradicional de la vida en la pampa.
Esta casa nació de un deseo muy claro. Como dice Martín Rocha, miembro del Estudio Figueroa Bunge&Rocha a cargo del proyecto, "la familia quería lograr esa atmósfera especial que hace que uno se sienta realmente en una casa de campo".
El estilo colonial se hace presente en las variadas molduras, la carpintería de madera, las ventanas altas con postigos de hierro.
Y así fue: formada por un matrimonio con tres hijos varones, esta familia, apegada a la tradición campera y a su estilo de vida, eligió el barrio de Manzanares para construir su nuevo hogar.
Sobre un terreno de casi 5.000m2 rodeado de chacras, canchas de polo y un entorno natural de gran belleza, se erigió esta casa de marcado estilo colonial español.
Hall de entrada con piso de mosaico granítico en damero y mueble en madera de petiribí para colocar los ponchos que coleccionan los dueños de casa
Gran abertura que permite una generosa vista del jardín y chimenea de líneas clásicas realizada en MDF pintado de blanco.
Para resaltar su identidad –fiel reflejo de las primeras estancias y campos de la zona pampeana–, se partió de una premisa principal: que la casa, desarrollada en una planta, se integrara en el entorno. O, como define Rocha, que se "agarrara" a la tierra.
Ropero chino laqueado en negro con mariposas. Sobre la chimenea, cuadro con motivo campestre y arreglo de flores.
A tono con ésta y con la biblioteca, dos sillones cubo con funda de bull rodean la amplia mesa ratona.
Junto a la puerta que lleva a la cocina hay dos muebles de cedro realizados a medida para mostrar la colección de ponchos.
Playroom con alfombra en tonos de rojo. Bancos de machimbre pintados, Sofía Figueroa Bunge armó un rincón para la merienda junto a la ventana.
De la mano de la decoradora Sofía Figueroa Bunge se logró una ambientación despojada y de gran sofisticación. Según ella, cuando llega el momento de decorar "el estilo colonial se define mediante el uso de los materiales". Por eso se apeló fundamentalmente a los muebles de maderas nobles lustradas, muchos diseñados a medida, los pisos de pino tea y los artefactos de iluminación en hierro, una constante en todos los ambientes.
Cama estilo imperio y ponchos salteños del tejedor Alfonso Tero Guzmán. Acentúan el tema del viaje una guarda marina y un globo terráqueo.
El color está presente en cortinados, almohadones y –pasión de los dueños de casa– en la colección de ponchos y textiles del norte argentino, que resaltan la identidad campestre de los espacios.
El valor agregado, una lograda adaptación de las necesidades de la vida moderna a los espacios. Todo, sin perder la identidad de estancia y rodeado del perfume de los jazmines.
Bibliotecas de MDF y araña de hierro. Piso de pino tea de demolición restaurada, una alfombra de lana color natural.
Piso de calcáreos de 20x20 y azulejos blancos en las paredes. Lavatorio de Ferrum. Mesa pintada de negro.
Los ambientes principales se dispusieron a lo largo de la parte posterior de la casa. Su estilo arquitectónico, colonial español bien definido.
Esta casa nació de un deseo muy claro. Como dice Martín Rocha, miembro del Estudio Figueroa Bunge&Rocha a cargo del proyecto, "la familia quería lograr esa atmósfera especial que hace que uno se sienta realmente en una casa de campo".
El estilo colonial se hace presente en las variadas molduras, la carpintería de madera, las ventanas altas con postigos de hierro.
Un jazmín del país para ambientar la entrada al dormitorio principal que es independiente.
Y así fue: formada por un matrimonio con tres hijos varones, esta familia, apegada a la tradición campera y a su estilo de vida, eligió el barrio de Manzanares para construir su nuevo hogar.
Sobre un terreno de casi 5.000m2 rodeado de chacras, canchas de polo y un entorno natural de gran belleza, se erigió esta casa de marcado estilo colonial español.
Hall de entrada con piso de mosaico granítico en damero y mueble en madera de petiribí para colocar los ponchos que coleccionan los dueños de casa
Gran abertura que permite una generosa vista del jardín y chimenea de líneas clásicas realizada en MDF pintado de blanco.
Para resaltar su identidad –fiel reflejo de las primeras estancias y campos de la zona pampeana–, se partió de una premisa principal: que la casa, desarrollada en una planta, se integrara en el entorno. O, como define Rocha, que se "agarrara" a la tierra.
De hecho, todos sus ambientes disfrutan tanto de la vista exterior como de un fácil acceso al jardín, así como también de espacios propios –como terrazas y patios– y múltiples áreas funcionales dispuestas en la galería para disfrutar al máximo de la vida al aire libre.
Ropero chino laqueado en negro con mariposas. Sobre la chimenea, cuadro con motivo campestre y arreglo de flores.
A tono con ésta y con la biblioteca, dos sillones cubo con funda de bull rodean la amplia mesa ratona.
Molduras, azulejos Pas de Calais, pisos en damero en blanco y negro y ventanas con postigos. Una vez logrados todos los detalles arquitectónicos típicos del estilo de estancia colonial que tenían como objetivo, llegó la hora de recrear en los interiores ese aire campestre tan buscado por los dueños de esta casa.
Junto a la puerta que lleva a la cocina hay dos muebles de cedro realizados a medida para mostrar la colección de ponchos.
Playroom con alfombra en tonos de rojo. Bancos de machimbre pintados, Sofía Figueroa Bunge armó un rincón para la merienda junto a la ventana.
De la mano de la decoradora Sofía Figueroa Bunge se logró una ambientación despojada y de gran sofisticación. Según ella, cuando llega el momento de decorar "el estilo colonial se define mediante el uso de los materiales". Por eso se apeló fundamentalmente a los muebles de maderas nobles lustradas, muchos diseñados a medida, los pisos de pino tea y los artefactos de iluminación en hierro, una constante en todos los ambientes.
Cama estilo imperio y ponchos salteños del tejedor Alfonso Tero Guzmán. Acentúan el tema del viaje una guarda marina y un globo terráqueo.
El color está presente en cortinados, almohadones y –pasión de los dueños de casa– en la colección de ponchos y textiles del norte argentino, que resaltan la identidad campestre de los espacios.
El valor agregado, una lograda adaptación de las necesidades de la vida moderna a los espacios. Todo, sin perder la identidad de estancia y rodeado del perfume de los jazmines.
Bibliotecas de MDF y araña de hierro. Piso de pino tea de demolición restaurada, una alfombra de lana color natural.
Piso de calcáreos de 20x20 y azulejos blancos en las paredes. Lavatorio de Ferrum. Mesa pintada de negro.
Parrilla: gran mesa para exteriores de incienso y mesada en mármol Sierra Chica con mueble de hierro pintado.
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