Recorrimos los jardines de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires.
El contexto
El punto de partida fue el jardín de un edificio de departamentos en pleno centro, con poca profundidad de suelo (estaba construido sobre el garage), y el pedido expreso del cliente de crear un diseño capaz de reflejar el espíritu de la torre: vanguardista, exclusivo y de calidad. Mucho más que un simple trabajo de decoración, el cliente buscaba integrar el espacio exterior al diseño de arquitectura, y de lograr una unidad entre los espacios.
El jardín estaba fragmentado en espacios exteriores residuales como el de entrada al edificio, el que rodeaba la cancha de tenis y entrada de autos, el patio inglés y el jardín de atrás, que acompaña al estacionamiento de cortesía y los vestuarios. Al ocupar el hall de entrada toda la planta baja y constituir un volumen totalmente transparente, este jardín fragmentado constituía vista y fondo en todas las direcciones.
La propuesta
Aunque pertenece al ámbito privado, el espacio exterior alrededor de la torre de departamentos es un espacio común, de uso público. Los jardines de edificios torre deben ser diseñados para ser vistos tanto desde el nivel de planta baja como desde arriba, y desde este último punto, la integración del espacio es fundamental.
El diseño se basó en una serie de leyes o principios de visión (ver aparte) para unificar esos espacios residuales y darles carácter. Así, las curvas del jardín de atrás le imprimieron dinamismo y las rajas de deck enfatizaron el eje menor de ese rectángulo, neutralizando la sensación de pasillo y dándole un sonido nuevo al espacio. La incorporación de árboles y maceteros elevados marcó un techo a escala humana y anuló la sensación de vértigo propia de los espacios reducidos rodeados de paredes altas. Se usó el cuadrado como forma base que unifica el diseño por repetición y agrupamiento.
El cuadrado es una forma estática que lleva al ojo a detenerse en el espacio. Esto es muy útil en los ámbitos urbanos donde muchas veces se busca mirar hacia adentro y rehuir vistas no agradables. Tanto el estacionamiento de cortesía como la cancha de tenis y vestuarios tienen dos plazas secas, cuadradas, que reciben al visitante, le brindan un lugar para sentarse y mirar, para luego seguir su camino. Los maceteros en sí, con su diseño de acero y lapacho, repiten el leit motif del cuadrado, y vistos desde arriba se integran al patrón de diseño que juega con esa forma y sus combinaciones. Plantas sueltas, como el papiro y el miscanthus, se encierran en marcos cuadrados de aluminio reforzando el diseño. Este diseño basado en la repetición del cuadrado, sus combinaciones y contrastes, y la tensión que se genera entre ellos se expresa en un lenguaje elegante y sintético.
La realización
Los materiales usados, lapacho y acero, se hicieron eco de los de la torre y hablan de una elegancia en la que se deja de lado el adorno y se privilegia la materia noble y la forma. El piso de mármol negro del hall de entrada se prolonga hacia fuera en canteros de una gramínea negra, el Ophiopogon planiscapus nigra, que desdibuja los límites entre el afuera y el adentro.
La paleta se basa en el contraste entre lo oscuro, estático y opaco (madera, Ophiopogon planiscapus nigra y Formio rubra), y lo brillante, con movimiento y claro (acero, granza blanca, Miscanthus sinensis ‘Variegata’, Cyperus papyrus, Hemerocallis sp). Esos contrastes refuerzan el diseño y le dan nitidez a las formas, que se despegan del fondo opaco para brillar.
Leyes o principios de visión
Principio de la buena forma. La buena forma es una estructura visual pregnante, es decir que la podemos reconocer (es un cuadrado, un círculo, etc.) y recordar fácilmente. La buena forma abarca regularidad, simetría, cerramiento, unidad, sencillez y máxima simplicidad. Las formas geométricas son las que ofrecen mayor grado de pregnancia (mayor posibilidad de fijación en la conciencia). Para que un jardín sea agradable a la vista, sus formas deben ser simples, de fácil lectura y que se fijen en la memoria. En el diseño del jardín de la torre se usaron cuadrados, curvas geométricas y líneas. Todas estas formas cumplen con los requisitos antes descriptos y dan fuerza al diseño.
Principio del agrupamiento
Es el comportamiento de las partes con respecto al todo. El espectador tiende a apreciar lo que observa de la manera más simple posible y por ello agrupa los elementos de lo observado para poder entenderlo. Cuando miramos a un grupo de gente no vemos tal números de ojos o de manos sino tantos hombres y mujeres.
El agrupamiento puede ser por proximidad, cuando las unidades más próximas entre sí se agrupan espontáneamente. Agrupamiento por semejanza, si nuestra mente trata de agrupar elementos dispersos en unidades más amplias. Los cuadrados de los maceteros, marcos, etc se agrupan tanto por proximidad como por la semejanza de tamaño y/o forma.
Principio de la buena continuidad
Las líneas o bordes de las formas tienden a prolongarse dinámicamente en la dirección del movimiento percibido. Cada forma que dibujamos tiene un movimiento y una conclusión que nuestra mente anticipa como lógica. Así, esperamos que la curva siga en la dirección insinuada por nuestro trazo y no que vire bruscamente en otra forma o dirección, Las curvas del diseño de la torre se continúan a través del espacio, y se superponen a las plazas secas a través de los bancos diseñados especialmente, siguiendo el radio de la curva de plantas y por debajo de las rajas de deck. Las formas fluyen sin esfuerzo, interactuando con las otras formas sin perder su esencia. No es casualidad que las curvas sean de vegetal y que los cuadrados y rajas sean de material inerte; lo vivo fluye y se entrecruza con lo hacho por el hombre.
Principio de figura fondo
Se basa en la tendencia del ser humano a subdividir el campo de percepción en zonas más articuladas (figura) y otras más simples (fondo). En este diseño los maceteros constituyen las figuras que se recortan sobre el fondo del diseño y se enfatizan por su altura y las rajas de deck que las subrayan. En diseños con poca proporción de elementos de lectura simple (fondo) o con muchas figuras la intención del diseñador se pierde en el caos de la contaminación visual. Sonido del plano. Cada plano sobre el que trabajamos tiene un sonido propio, una serie de fuerzas intrínsecas que se vuelven aparentes una vez que dibujamos sobre ese espacio y éste cobra vida. Estas fuerzas pueden acentuarse o neutralizarse.
Si tenemos un espacio de jardín rectangular, el eje más largo se impondrá sobre el otro, y generará movimiento. Cuando el rectángulo tiene un eje exageradamente mayor transmitirá una sensación de inquietud, llevará las miradas con velocidad sobre la dirección del lado más largo y achicará visualmente el espacio. Los espacios verdes residuales en este jardín tenían un sónido exagerado, restringiendo el espacio y dando sensación de vértigo. Las líneas del deck y las curvas trabajan sobre el eje menor del rectángulo, lo neutralizan y dividen el espacio en formas más proporcionadas.
El contexto
El punto de partida fue el jardín de un edificio de departamentos en pleno centro, con poca profundidad de suelo (estaba construido sobre el garage), y el pedido expreso del cliente de crear un diseño capaz de reflejar el espíritu de la torre: vanguardista, exclusivo y de calidad. Mucho más que un simple trabajo de decoración, el cliente buscaba integrar el espacio exterior al diseño de arquitectura, y de lograr una unidad entre los espacios.
El jardín estaba fragmentado en espacios exteriores residuales como el de entrada al edificio, el que rodeaba la cancha de tenis y entrada de autos, el patio inglés y el jardín de atrás, que acompaña al estacionamiento de cortesía y los vestuarios. Al ocupar el hall de entrada toda la planta baja y constituir un volumen totalmente transparente, este jardín fragmentado constituía vista y fondo en todas las direcciones.
La torre resultaba un volumen rotundo que, desplazado dentro del espacio hacia la derecha, modificaba el espacio vacío alrededor de ella. Y la orientación también enfatizaba las diferencias, ya que parte del espacio era de sombra y parte de sol y esto influiría en la elección de las especies. Los espacios destinados a áreas verdes eran rectángulos con un eje mayor muy marcado. Esto, sumado a los altos volúmenes de las construcciones cercanas, daba una marcada sensación de "pasillo", fuga y espacio reducido.
La propuesta
Aunque pertenece al ámbito privado, el espacio exterior alrededor de la torre de departamentos es un espacio común, de uso público. Los jardines de edificios torre deben ser diseñados para ser vistos tanto desde el nivel de planta baja como desde arriba, y desde este último punto, la integración del espacio es fundamental.
El diseño se basó en una serie de leyes o principios de visión (ver aparte) para unificar esos espacios residuales y darles carácter. Así, las curvas del jardín de atrás le imprimieron dinamismo y las rajas de deck enfatizaron el eje menor de ese rectángulo, neutralizando la sensación de pasillo y dándole un sonido nuevo al espacio. La incorporación de árboles y maceteros elevados marcó un techo a escala humana y anuló la sensación de vértigo propia de los espacios reducidos rodeados de paredes altas. Se usó el cuadrado como forma base que unifica el diseño por repetición y agrupamiento.
El cuadrado es una forma estática que lleva al ojo a detenerse en el espacio. Esto es muy útil en los ámbitos urbanos donde muchas veces se busca mirar hacia adentro y rehuir vistas no agradables. Tanto el estacionamiento de cortesía como la cancha de tenis y vestuarios tienen dos plazas secas, cuadradas, que reciben al visitante, le brindan un lugar para sentarse y mirar, para luego seguir su camino. Los maceteros en sí, con su diseño de acero y lapacho, repiten el leit motif del cuadrado, y vistos desde arriba se integran al patrón de diseño que juega con esa forma y sus combinaciones. Plantas sueltas, como el papiro y el miscanthus, se encierran en marcos cuadrados de aluminio reforzando el diseño. Este diseño basado en la repetición del cuadrado, sus combinaciones y contrastes, y la tensión que se genera entre ellos se expresa en un lenguaje elegante y sintético.
La realización
Los materiales usados, lapacho y acero, se hicieron eco de los de la torre y hablan de una elegancia en la que se deja de lado el adorno y se privilegia la materia noble y la forma. El piso de mármol negro del hall de entrada se prolonga hacia fuera en canteros de una gramínea negra, el Ophiopogon planiscapus nigra, que desdibuja los límites entre el afuera y el adentro.
La paleta se basa en el contraste entre lo oscuro, estático y opaco (madera, Ophiopogon planiscapus nigra y Formio rubra), y lo brillante, con movimiento y claro (acero, granza blanca, Miscanthus sinensis ‘Variegata’, Cyperus papyrus, Hemerocallis sp). Esos contrastes refuerzan el diseño y le dan nitidez a las formas, que se despegan del fondo opaco para brillar.
Leyes o principios de visión
Principio de la buena forma. La buena forma es una estructura visual pregnante, es decir que la podemos reconocer (es un cuadrado, un círculo, etc.) y recordar fácilmente. La buena forma abarca regularidad, simetría, cerramiento, unidad, sencillez y máxima simplicidad. Las formas geométricas son las que ofrecen mayor grado de pregnancia (mayor posibilidad de fijación en la conciencia). Para que un jardín sea agradable a la vista, sus formas deben ser simples, de fácil lectura y que se fijen en la memoria. En el diseño del jardín de la torre se usaron cuadrados, curvas geométricas y líneas. Todas estas formas cumplen con los requisitos antes descriptos y dan fuerza al diseño.
Principio del agrupamiento
Es el comportamiento de las partes con respecto al todo. El espectador tiende a apreciar lo que observa de la manera más simple posible y por ello agrupa los elementos de lo observado para poder entenderlo. Cuando miramos a un grupo de gente no vemos tal números de ojos o de manos sino tantos hombres y mujeres.
El agrupamiento puede ser por proximidad, cuando las unidades más próximas entre sí se agrupan espontáneamente. Agrupamiento por semejanza, si nuestra mente trata de agrupar elementos dispersos en unidades más amplias. Los cuadrados de los maceteros, marcos, etc se agrupan tanto por proximidad como por la semejanza de tamaño y/o forma.
Principio de la buena continuidad
Las líneas o bordes de las formas tienden a prolongarse dinámicamente en la dirección del movimiento percibido. Cada forma que dibujamos tiene un movimiento y una conclusión que nuestra mente anticipa como lógica. Así, esperamos que la curva siga en la dirección insinuada por nuestro trazo y no que vire bruscamente en otra forma o dirección, Las curvas del diseño de la torre se continúan a través del espacio, y se superponen a las plazas secas a través de los bancos diseñados especialmente, siguiendo el radio de la curva de plantas y por debajo de las rajas de deck. Las formas fluyen sin esfuerzo, interactuando con las otras formas sin perder su esencia. No es casualidad que las curvas sean de vegetal y que los cuadrados y rajas sean de material inerte; lo vivo fluye y se entrecruza con lo hacho por el hombre.
Principio de figura fondo
Se basa en la tendencia del ser humano a subdividir el campo de percepción en zonas más articuladas (figura) y otras más simples (fondo). En este diseño los maceteros constituyen las figuras que se recortan sobre el fondo del diseño y se enfatizan por su altura y las rajas de deck que las subrayan. En diseños con poca proporción de elementos de lectura simple (fondo) o con muchas figuras la intención del diseñador se pierde en el caos de la contaminación visual. Sonido del plano. Cada plano sobre el que trabajamos tiene un sonido propio, una serie de fuerzas intrínsecas que se vuelven aparentes una vez que dibujamos sobre ese espacio y éste cobra vida. Estas fuerzas pueden acentuarse o neutralizarse.
Si tenemos un espacio de jardín rectangular, el eje más largo se impondrá sobre el otro, y generará movimiento. Cuando el rectángulo tiene un eje exageradamente mayor transmitirá una sensación de inquietud, llevará las miradas con velocidad sobre la dirección del lado más largo y achicará visualmente el espacio. Los espacios verdes residuales en este jardín tenían un sónido exagerado, restringiendo el espacio y dando sensación de vértigo. Las líneas del deck y las curvas trabajan sobre el eje menor del rectángulo, lo neutralizan y dividen el espacio en formas más proporcionadas.
Obra: Edificio Quartier Ocampo
Proyecto de Paisajismo: Estudio Barzi-Casares
Proyecto de Arquitectura: Estudio Camps-Tiscornia
Ejecución: 2001
Superficie: 3400 m2
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