En un primer piso de Recoleta se encuentra este íntimo jardín. Su dueño y creador, el diseñador Eugenio Aguirre, lo concibió como un lugar donde pasar los días junto con su mujer y sus dos pequeños hijos, como si estuvieran en el campo.
Desde la galería –primer espacio al cual se accede desde el interior de la casa–, se puede ver el largo jardín, aprovechado al máximo mediante divisiones creadas para albergar distintos momentos y necesidades de la vida en familia.
Esta cálida galería, ambientada con un camastro, se realizó con cañas de bambú de Indonesia (Galería Estudio) que sostienen el techo de policarbonato, oculto por una gasa en tono crudo que cuelga de su estructura como si fuera un baldaquino. Donde termina el revestimiento de cemento alisado en color crema, la rejilla se cubrió con trozos de caña cortada.
En este primer ingreso al jardín, una extraordinaria riqueza en la variedad de materiales naturales.
El solárium –al cual se accede desde el quincho- consiste en un deck deslizable, construido sobre rieles ubicados a los costados, que permiten extenderlo o retraerlo fácilmente, según la necesidad del momento. Tanto para cubrir la pileta –como medida de seguridad o de mantenimiento del agua– o para ampliar el metraje del deck.
No solo el deck es deslizable, sino que sus extremos también se levantan. Así, cuando se alzan todas las cabeceras, el piso se convierte en una originalísma reposera gigante. Sobre una de ellas, esterilla con almohadones de distintos tamaños y colores. La ubicación del quincho junto al solárium responde a la necesidad de intimidad, ya que –a modo de biombo– protege este espacio de la vista de los vecinos .
La ubicación del quincho responde al deseo de resaltar su carácter independiente y su inspiración campestre. Tiene puertas vidriadas que dejan entrar la luz y contemplar el jardín, y paredes de machimbre pintado de blanco, una de ellas con un nicho donde se lucen varios farolitos.
"Lo pensé para poder meditar, leer, dormir la siesta en verano, descansar relajados en familia y oler el aroma de la lluvia sobre el pasto, como si estuviéramos en el campo."
Desde la galería –primer espacio al cual se accede desde el interior de la casa–, se puede ver el largo jardín, aprovechado al máximo mediante divisiones creadas para albergar distintos momentos y necesidades de la vida en familia.
Un área con un camino central de madera, y pasto y piedras a sus costados, funciona como separador de la galería y el quincho. Al fondo, pasando el quincho, se encuentra la zona del solárium y la pequeña pileta.
Esta cálida galería, ambientada con un camastro, se realizó con cañas de bambú de Indonesia (Galería Estudio) que sostienen el techo de policarbonato, oculto por una gasa en tono crudo que cuelga de su estructura como si fuera un baldaquino. Donde termina el revestimiento de cemento alisado en color crema, la rejilla se cubrió con trozos de caña cortada.
En este primer ingreso al jardín, una extraordinaria riqueza en la variedad de materiales naturales.
El solárium –al cual se accede desde el quincho- consiste en un deck deslizable, construido sobre rieles ubicados a los costados, que permiten extenderlo o retraerlo fácilmente, según la necesidad del momento. Tanto para cubrir la pileta –como medida de seguridad o de mantenimiento del agua– o para ampliar el metraje del deck.
El diseño es de Eugenio Aguirre y la manufactura, con una base de policarbonato transparente, estuvo a cargo del constructor Victor Ierace. La pileta, también un diseño de Aguirre, se realizó en hormigón. Pequeña y poco profunda, cumple su función refrescante y es todo un programa para los chicos.
No solo el deck es deslizable, sino que sus extremos también se levantan. Así, cuando se alzan todas las cabeceras, el piso se convierte en una originalísma reposera gigante. Sobre una de ellas, esterilla con almohadones de distintos tamaños y colores. La ubicación del quincho junto al solárium responde a la necesidad de intimidad, ya que –a modo de biombo– protege este espacio de la vista de los vecinos .
La ambientación se destaca por la inconfundible huella de Aguirre: esterillas, rafias, cuero, caña y linos, rodeados aquí por la materia prima de su inspiración: la naturaleza, bajo la forma de la madera, la luz y el agua.
La ubicación del quincho responde al deseo de resaltar su carácter independiente y su inspiración campestre. Tiene puertas vidriadas que dejan entrar la luz y contemplar el jardín, y paredes de machimbre pintado de blanco, una de ellas con un nicho donde se lucen varios farolitos.
La mesa se acompañó con sillas de teca y un banco de material con almohadones: chicos y de colores fuertes, grandes rayados y lisos. Los apliques de luz, de pergamino, son de Aguirre.
"Lo pensé para poder meditar, leer, dormir la siesta en verano, descansar relajados en familia y oler el aroma de la lluvia sobre el pasto, como si estuviéramos en el campo."
Así define Eugenio Aguirre el concepto que guió la construcción de esta galería. En tonos crudo y oliva, la decoración de este lugar tan íntimo y romántico, tiene como eje central un amplísimo camastro diseñado por el dueño de casa.
Que belleza de patio!
ResponderEliminarMe imagine ahi tirada en la reposera, pidiendo helado por delivery! jeje me encanto, ojala algun dia viva en un lugar asi