El terreno con el que nos encontramos fue extremadamente desafiante en el que el 90% estaba cubierto con árboles adultos de Pohutukawa, este lote es parte de una franja contínua de bosque que bordea la carretera a lo largo del frente costero.
Las circunstancias no permitían mucho, pero dictaban una respuesta poética sensible a un edificio que, buscando existir, requeriría la destrucción de un gran número de árboles adultos. Para hacer esto miramos a los mismos árboles para darnos las pistas que necesitábamos.
Separamos el encargo libremente entre componentes privados y “públicos”, dándonos masas individuales más pequeñas con las cuales se articulan las formas. Las funciones privadas de las habitaciones y el garaje están ubicados en dos torres que están interpretadas como árboles talados recientemente que fueron removidos. Para aludir a la corteza del tronco, las pieles de las torres están revestidas en madera aserrada en bruto oxidada con tonos negro/negro con un patrón irregular. Los espacio interiores son entendidos como una sustracción de la pieza de madera, además detallando todo el muro/cielo y los elementos de mobiliario con la misma madera liviana.
El espacio público conecta las dos torres y busca interactuar con el bosque de Pohutukawa circundante al definir un espacio cruzado entre el potente medio ambiente natural y la forma construida. El plano del techo forma puntos de contacto desde las torres para enlazar con la copa contínua de los árboles, desintegrándose desde un plano rígido hasta un extremo desgastado que filtra la luz en una manera similar a la de las hojas de los árboles. La estructura primaria soportando el techo es una seria de elementos de árboles que hacen alusión a los troncos y las ramas pero están detallados con una geometría rigurosa que sugiere un orden de lo natural como si entrara y formara el edificio.
Arquitectos: Herbstarchitects
Ubicación:Nueva Zelanda
Contratista: John Armstrong
Fotógrafo: Patrick Reynolds
Las circunstancias no permitían mucho, pero dictaban una respuesta poética sensible a un edificio que, buscando existir, requeriría la destrucción de un gran número de árboles adultos. Para hacer esto miramos a los mismos árboles para darnos las pistas que necesitábamos.
Separamos el encargo libremente entre componentes privados y “públicos”, dándonos masas individuales más pequeñas con las cuales se articulan las formas. Las funciones privadas de las habitaciones y el garaje están ubicados en dos torres que están interpretadas como árboles talados recientemente que fueron removidos. Para aludir a la corteza del tronco, las pieles de las torres están revestidas en madera aserrada en bruto oxidada con tonos negro/negro con un patrón irregular. Los espacio interiores son entendidos como una sustracción de la pieza de madera, además detallando todo el muro/cielo y los elementos de mobiliario con la misma madera liviana.
El espacio público conecta las dos torres y busca interactuar con el bosque de Pohutukawa circundante al definir un espacio cruzado entre el potente medio ambiente natural y la forma construida. El plano del techo forma puntos de contacto desde las torres para enlazar con la copa contínua de los árboles, desintegrándose desde un plano rígido hasta un extremo desgastado que filtra la luz en una manera similar a la de las hojas de los árboles. La estructura primaria soportando el techo es una seria de elementos de árboles que hacen alusión a los troncos y las ramas pero están detallados con una geometría rigurosa que sugiere un orden de lo natural como si entrara y formara el edificio.
Arquitectos: Herbstarchitects
Ubicación:Nueva Zelanda
Contratista: John Armstrong
Fotógrafo: Patrick Reynolds
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