Un departamento centenario cuya arquitectura se aggiornó, un selecto grupo de muebles y un plan osado: hacer convivir distintos estilos y épocas sin caer en anacronismos y sin perder el hilo conductor.
La historia se repite en el living donde frente a la ventana que comunica con el balcón dos sillones franceses tapizados en terciopelo negro se arriman a una alfombra persa que data del siglo XVIII, las aberturas se vistieron con cortinas de seda natural en tono marfil.
Bien moderno, el comedor diario marca un quiebre en la impronta de la deco. En un entorno que combina paredes verde limón con muebles de MDF pintados de blanco, una mesa laqueada con sillas blancas se plantó debajo de una lámpara colgante italiana y una lámina monocromática de un reloj comprada en el Musée d’Orsay de París.
Mientras tanto, el dormitorio principal se armó en torno a un sommier con cover blanco, almohadones con estampado de flores y pájaros y pie de cama color tomate. Un par de mesas de luz francesas ubicadas debajo de unos apliques de brazo extensible escoltan un gran espejo blanco de madera maciza.
Sobre una reforma encarada por el estudio de los arquitectos Jorge Mazzinghi y Joaquín Sánchez, en este departamento de principios de siglo XX la intención fue lograr ambientes clásicos y ricos, en los que algunas piezas contemporáneas pudieran convivir con un selecto grupo de muebles y objetos de estilo. Así sucede en el comedor, donde una mesa de raíz de nogal comparte escena con doce sillas estilo Hepplewhite bajo un muy actual óleo de Nancy Bensignor. Allí, para mantener la dinámica, la mesa se vistió con un mantel dorado de organza y un heredado juego de porcelana de Limoges.
La historia se repite en el living donde frente a la ventana que comunica con el balcón dos sillones franceses tapizados en terciopelo negro se arriman a una alfombra persa que data del siglo XVIII, las aberturas se vistieron con cortinas de seda natural en tono marfil.
A su lado, un sofá enfundado en bull blanco y munido con almohadones de terciopelo y seda color negro y óxido, se ubica en medio de una mesa baja de hierro con pátina óxido y vidrio, y un tapiz Verdure, circa 1700 y originario de Flandes.
Bien moderno, el comedor diario marca un quiebre en la impronta de la deco. En un entorno que combina paredes verde limón con muebles de MDF pintados de blanco, una mesa laqueada con sillas blancas se plantó debajo de una lámpara colgante italiana y una lámina monocromática de un reloj comprada en el Musée d’Orsay de París.
Mientras tanto, el dormitorio principal se armó en torno a un sommier con cover blanco, almohadones con estampado de flores y pájaros y pie de cama color tomate. Un par de mesas de luz francesas ubicadas debajo de unos apliques de brazo extensible escoltan un gran espejo blanco de madera maciza.
Por su parte, el baño principal se reubicó para abrirse a un balcón aterrazado. En una caja de porcellanato blanco, sobre una mesada de mármol de Carrara, un espejo que cubre todo el muro. El mueble con frente de espejo biselado se acompañó con una banqueta capitoné en cuerina blanca.
via:Para Ti Online
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