Este año el Salón Internacional del Baño regresa con su cuarta edición, ocupando dos pabellos del recinto Feria Milano Rho. En total, 170 expositores repartidos en 15.300 m2.
Esta estancia, junto a la cocina, es el lugar de la casa que más ha renovado su identidad en estos últimos años, dejando de ser un lugar privado y escondido para convertirse en un auténtico centro de de bienestar psico-físico.
En esta edición, se percibe una apuesta clara por los materiales naturales como los mármoles, la pizarra, la piedra y la madera que conviven junto al Corian o el Hi-Macs, dos versátiles materiales capaces de permitir la creación de elegantes propuestas como la fusión de lavabo y bañera. También las texturas forman importante de este ambiente a través de revestimientos y pavimentos que, como el gres porcelánico, han abierto un mundo de posibilidades.
Sigue avanzando el deseo de convertir el baño en un centro de bienestar con duchas que más bien son cascadas y se regulan mediante sensores táctiles; bañeras de rotundas líneas rectas y otras que ofrecen la versión moderna de las tinas que se hicieron famosas gracias a las películas del salvaje Oeste; o griferías que se preocupan por ofrecer un diseño simple y elegante, pero juegan con acabados que van desde el blanco hasta el negro, pasando por el cromo azul.
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