En Carmelo, esta casa concreta el sueño de sus dueños de vivir en el campo, junto al río, rodeados de flores y frutos que ellos mismos plantaron.
Sobre el piso de madera con pintura poliuretánica blanca y frente al hogar instalado en un muro de piedra, el living se armó con un sillón repleto de almohadones
La rosa de los vientos: así se llama esta casa en sobre la costa de Carmelo. Y sin duda es una muy buena elección, porque integra muchas de las cosas que a sus dueños les importan y que querían disfrutar y lograr con ella: plasmar ese color, cultivar rosales generosos, convivir con el arte y la naturaleza, y practicar la náutica.
La planta de la cocina es toda sencillez. Lo que la hace inolvidable es el trabajo del piso, una cuidadosa combinación de mosaicos calcáreos, y el ventanal, una pantalla al espectáculo diario del jardín.
Para acompañar el vajillero detrás de la mesa de comedor, Cecilia Glazman propuso ubicar un pizarrón y realizó dos cuadros de colores vibrantes y en sintonía con muchas de las piezas a su alrededor.
En el cuarto de visitas, el respaldo de cama fue comprado en el galpón de Milagros Resta y el del pie elaborado por la dueña de casa a partir de piezas textiles de 40x40cm que trajo de Asia.
Para concretar el proyecto convocaron a la arquitecta y artista plástica Cecilia Glazman, que con su particular visión también colaboró con el interiorismo, incluso pintando obras pensadas ad hoc para varios de los ambientes. "La idea fue hacer una casa de campo uruguaya -con los clásicos estucados rojizos, por ejemplo-, pero con un claro concepto de confort; una especie de rancho actualizado y agrandado, con enormes ventanales que ofrecieran vistas excepcionales en todos los ambientes: podía ser al río, a los canteros o a la huerta. Y si no había una vista especial, se la creó", señala la arquitecta.
El cuarto de visitas con salida independiente a la galería a través de una puerta-ventana.
Uno de los baños de la casa, con pisos en damero para darles una impronta antigua, a lo que también contribuyen la elección de los espejos y las luminarias.
La chimenea del cuarto de las hijas es obra de la dueña de casa, que se inspiró para hacerla en la obra de Antoni Gaudí. En una suerte de mosaico, está revestida con vajilla cortada con lápiz metálico adherida con un pegamento con base de yeso.
Mullidas, las cabeceras de cama capitoné no se apoyan directamente sobre la pared, sino sobre un segundo respaldo hecho con maderas sobrantes de la obra blanqueadas con una pátina rápida dada por un látex aguado.
"La dueña de casa es una gran aficionada al arte, el coleccionismo, el paisajismo, la decoración y la cocina; entonces, con todos esos elementos, trabajamos para generar una escena en cada espacio, un lugar de disfrute que no sólo te diera ganas de quedarte, sino de no irte. Y lo conseguimos introduciendo en cada uno materiales que sorprendieran, una textura o un diseño interesante que los hicieran únicos."
En un rincón del baño, un sillón Bergere comprado en remate y retapizado con un corderoy verde agua de bastón fino.
Una vez más, los muebles vintage quedaron bajo una pérgola de hierro que está a la espera de una trepadora. Mientras tanto, se alegra por las noches con luces de colores.
"Acá hay poco pasto: está todo tomado por el jardín. Es un jardín de frutas, flores y verduras, que busca en su trazado crear composiciones que combinen colores, volúmenes y texturas. Algo así como ''''cuadros'''' en la tierra"
Producción: Matías Errázuriz
Fotos: gentileza Pablo Benítez.
Via:www.espacioliving.com
La rosa de los vientos: así se llama esta casa en sobre la costa de Carmelo. Y sin duda es una muy buena elección, porque integra muchas de las cosas que a sus dueños les importan y que querían disfrutar y lograr con ella: plasmar ese color, cultivar rosales generosos, convivir con el arte y la naturaleza, y practicar la náutica.
La planta de la cocina es toda sencillez. Lo que la hace inolvidable es el trabajo del piso, una cuidadosa combinación de mosaicos calcáreos, y el ventanal, una pantalla al espectáculo diario del jardín.
Para acompañar el vajillero detrás de la mesa de comedor, Cecilia Glazman propuso ubicar un pizarrón y realizó dos cuadros de colores vibrantes y en sintonía con muchas de las piezas a su alrededor.
Para concretar el proyecto convocaron a la arquitecta y artista plástica Cecilia Glazman, que con su particular visión también colaboró con el interiorismo, incluso pintando obras pensadas ad hoc para varios de los ambientes. "La idea fue hacer una casa de campo uruguaya -con los clásicos estucados rojizos, por ejemplo-, pero con un claro concepto de confort; una especie de rancho actualizado y agrandado, con enormes ventanales que ofrecieran vistas excepcionales en todos los ambientes: podía ser al río, a los canteros o a la huerta. Y si no había una vista especial, se la creó", señala la arquitecta.
El cuarto de visitas con salida independiente a la galería a través de una puerta-ventana.
Uno de los baños de la casa, con pisos en damero para darles una impronta antigua, a lo que también contribuyen la elección de los espejos y las luminarias.
La chimenea del cuarto de las hijas es obra de la dueña de casa, que se inspiró para hacerla en la obra de Antoni Gaudí. En una suerte de mosaico, está revestida con vajilla cortada con lápiz metálico adherida con un pegamento con base de yeso.
"La dueña de casa es una gran aficionada al arte, el coleccionismo, el paisajismo, la decoración y la cocina; entonces, con todos esos elementos, trabajamos para generar una escena en cada espacio, un lugar de disfrute que no sólo te diera ganas de quedarte, sino de no irte. Y lo conseguimos introduciendo en cada uno materiales que sorprendieran, una textura o un diseño interesante que los hicieran únicos."
En un rincón del baño, un sillón Bergere comprado en remate y retapizado con un corderoy verde agua de bastón fino.
Una vez más, los muebles vintage quedaron bajo una pérgola de hierro que está a la espera de una trepadora. Mientras tanto, se alegra por las noches con luces de colores.
"Acá hay poco pasto: está todo tomado por el jardín. Es un jardín de frutas, flores y verduras, que busca en su trazado crear composiciones que combinen colores, volúmenes y texturas. Algo así como ''''cuadros'''' en la tierra"
Producción: Matías Errázuriz
Fotos: gentileza Pablo Benítez.
Via:www.espacioliving.com
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